Damned

Cuando llegó mi gato nuevo, llamado temporalmente HeeChul (aunque tiene una cara de Takeru Sato), mis papás no querían tenerlo. No me dejaron tenerlo, de hecho, pero me lo traje igual.
[A todo esto, siempre digo: Ya, desde ahora nunca más le hago caso a mis papás, nunca más los pesco, nunca más paso un cumpleaños o un fin de año con ellos y siempre termino traicionando mis palabras. Debería cambiar eso de una vez.]

Como sea, hablaba de mi gato. Es un gato adorable, la verdad, aunque me tiene las manos y las piernas un poquiiito mutiladas.

El primer día, mi mamá me obligó a dejarlo en mi habitación, en el segundo piso. Era un gato enano y, la verdad, me dio miedo dejarlo en otra parte, aunque sabía que me iba a despertar en la noche y todo eso. Se me ocurrió encerrarlo en una jaula para pájaros, para que no molestara tanto, y ahí lo metí.
Extrañamente, el gato aceptó su cárcel y durmió toda la noche. Mis papás se sintieron tristes de dejarme el gato a mí, yo creo (por lo cruel que soy), y ahora pasa con ellos todo el tiempo; lo quieren más de lo que me quieren a mí, al parecer.

Es un gato encantador. ¿Y tú?




Y pienso… Si yo te tuviera, te metería en una jaula en mi habitación y te encerraría con llave. Te tendría ahí, al alcance de mi mano, y me preocuparía más de que no escaparas, que de llenarle el plato de comida. Sí. Y dudo que me aburriera de ti, como me he aburrido de mis mascotas en el pasado. Porque… este sentimiento es tan fuerte, es tan desgarrador, que preferiría embalsamarte, para que fueras eterno. Mis palabras suenan tan románticas, que me aterran. Si fueras mío, te destruiría, tal como destruyo todo. Deberías temerme, aunque quizás ya lo haces. Y no pensé que esto pasaría, dije “Ja, nunca sentiré nada por ti, eso es de niñitas”, pero me contradije una vez más, de las miles de veces en las que me he contradicho, y te culpo, por ser un gato tan jodidamente encantador. Miras con unos ojos que piden ser encerrados en una jaula, piden ser amados. Me dan ganas de… ir en contra de todo y gritártelo, quedar como estúpido y decirte todo lo que siento, que ni siquiera sé que es. Es una obsesión, el incentivo que estaba buscando, eres… una musa inspiradora, cariño. Pero sé, estoy segura de que, tal como mi gato real (al que sí puedo encerrar en una jaula), cuando te intente agarrar, huiras de mí. No importa lo mucho que te quiera, escaparás y te esconderás lejos, lejos. Joder, me haces pensar tanto! Necesito que alguien me diga “weón, déjalo, porque tú empresa nunca completará su objetivo, porque es imposible, porque no existes para él y bloh bloh”, pero ni así haría caso… Seguiría espiándote, y seguiría quemándome por dentro al oír tu voz. Me enferma, me envenena, me quema, me destruye, me mata. Muero, y quizás nunca lo sepas. Pero es mejor así, porque si te acercas, tú serás el que terminé embalsamado en una jaula para pájaros. No soy así, que estoy haciendo? Estoy condenada, condenada.