感じるかい僕の声それは愛 [angelfish]

コスモスが咲き乱れる この世界の果てに 血にまみれた 愛だけがそこにある [Cosmos-BT]

jueves, 24 de septiembre de 2009

Podremos encontrarnos de nuevo en un sueño

La lluvia caía sobre la sombrilla y esto provocaba un sonido constante, casi embriagante, en el que HeeChul había perdido sus pensamientos. Aquel ruido melancólico se sumaba al atardecer que pasaba a ser completa oscuridad. La calle estaba gris y vacía, con grandes posas de agua negra en las grietas y faroles que comenzaban a iluminarse.

En otra situación, el esperar casi media hora por un autobús, lo habría alterado al máximo, pero esa imagen, esa escena que se dibujaba frente a sus ojos, era meritoria de esa media hora y de todas las horas que le siguieran.

La mirada de HeeChul se posaba sobre la silueta alta de aquel humano al otro lado de la calle, en la parada de al frente. El hombre miraba el suelo, incómodo ante el obvio acoso visual que recibía. HeeChul, por su parte, entendía que estaba actuando como un insano, pero realmente no podía quitar sus ojos de él.

El hombre al otro lado de la calle, a diferencia suya, no llevaba paraguas. La lluvia caía sin compasión sobre sus hombros y sobre su cabello. La chaqueta blanca que él usaba se empapaba gradualmente y el hombre que la vestía emitía unos pequeños y casi imperceptibles espasmos involuntarios de frío. Por supuesto, HeeChul notaba estos cambios en el cuerpo que había estado analizando desde hace rato y le emocionaban de sobremanera.

La calle seguía silenciosa y vacía. Parecía como si todo estuviera conspirando para que ningún auto y ninguna persona hicieran desviar la atención dirigida a aquel hombre.

El hombre, por su parte, se sentía como una presa acorralada. La mirada de aquel "ser" de cabellos negros y húmedos, y de aquella sombrilla gris, era sombría. Le aterraba, le desesperaba, le impacientaba, lo estaba volviendo loco, hasta tal punto, que sentía la presencia justo en medio de su frente, como una puntada de dolor quemándole la cabeza.

Siwon sintió temor. El silencio era insostenible y la rabia llegó de golpe al verse acorralado por la presencia de ese tipo: ese que tenía el cuerpo de una mujer y que medía diez o más centímetros menos que él. Tomó aire y contó hasta tres en su mente. Volvió a contar hasta tres y luego, detestando su cobardía, contó hasta tres por tercera y última vez... Entonces levantó la mirada y se encontró con aquellos ojos enormes, felinos y oscuros como la noche.

De algún modo, HeeChul tuvo un buen presentimiento que le hizo sentir escalofríos. Siwon lo enfrentó con ojos indiferentes, pero la escena a la que se enfrentaba fue más de lo que podía soportar; el hombre al otro lado de la calle era la definición de la perfección.

Una sonrisa le hizo volver a bajar la vista, sonrojado. Al levantarla otra vez, lo vio caminar, venir a él, y su cabello ondeaba a causa del viento.

Sin mirar a ambos lados y sin siquiera pensarlo, el cuerpo de HeeChul se dirigió a través de la calle, hasta ese hombre que parecía caído del cielo y puesto ahí como un milagro. Un milagro que era tan irreal que terminaría desmoronando al mundo entero.

Y no se supone que deba ser así.

La ilusión del raciocinio se extinguió mientras sus cuerpos se acercaban. Los zapatos chapoteaban en las posas y hasta el sonido de la lluvia parecía haberse extinguido.

Unos pasos más y su cuerpo frío fue rodeado por los brazos de Siwon, quien parecía sumergido en un sueño.

La sombrilla entre ambos, cubriéndolos de la lluvia que caía con más fuerza que nunca.

Siwon deseó que los latidos de ese corazón ajeno en su pecho se quedaran ahí eternamente y que ese cuerpo frágil no perdiera el frío nunca.

HeeChul fue atrapado por un pensamiento de culpa, que bien podía ser arrepentimiento por sus actos. ¿Acaso no era peligroso abrazar a un desconocido en la calle mas vacía que existía en la tierra? Como sea, el pensamiento se marchó tal como llego y fue remplazado por una calma ligera y expectante.

Para cuando lo notaron, el amor había caído de golpe.

Siwon, enredado en sus cabellos; HeeChul, tiritando de frío y excitación.

Por un momento, Siwon pensó que moriría al observar aquella boca entreabierta que lentamente se aproximaba a la suya. Se besaron por primera vez y cerraron los ojos para que la oscuridad los cobijara.

Se conocieron de milagro bajo aquella sombrilla... En un rincón de la galaxia, en la calle más solitaria del mundo.

Se conocieron de milagro y se separaron cuando el autobús llegó a la parada. Se miraron a través del vidrio sucio por última vez, convenciéndose a si mismos de que todo había sido un sueño.


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