Metáfora del pétalo que se desprende de su flor y cae.

Él caminó con sus pies desnudos sobre las flores húmedas… Como un sueño, un hermoso sueño. Flotando y cayendo sobre la cama de flores blancas. Dulce olor del cambio de estación.

Ilusión en la que él vuelve a caer… No aprende de sus errores; debe entender que su mundo de pétalos no existe.

Pero aún así, aún así, él es una flor por sí sola.

Aunque el mundo se vuelva jodidamente gris, insoportablemente sofocante… Él, con el solo hecho de existir, hace que la realidad sea como un sueño.

Sólo podemos ser pétalos que se desprenden ilimitadamente de él.

Y ser pétalo… No es tan malo.

Sólo tienes que cerrar los ojos mientras te acercas al suelo, alejándote cada vez más de la flor, para sobrevivir a la desesperación de ser uno más de aquellos miles que caen.

Y aunque mi flor tenga tantos incontables pétalos, quiero que ella sea eterna. Y siento que ningún otro pétalo ama a su flor como yo lo hago.